La electrificación de la industria representa un cambio fundamental hacia un modelo más sostenible, especialmente en sectores donde los procesos térmicos intensivos son esenciales, como el acero, el metal, la química y el cemento. Tradicionalmente, estas industrias han dependido de combustibles fósiles para alcanzar altas temperaturas, en concreto, un 50% del calor utilizado en la industria se produce por la quema directa de combustibles fósiles y sólo un 32% proviene de la electricidad.
Esta situación pone en alerta la economía europea. Para el año 2050, la demanda de electricidad va a dispararse en todos los subsectores de la industria. Las producciones de acero y aluminio requerirán casi un 20% más de electricidad, e industrias como la del papel y la celulosa duplicarán sus necesidades de electricidad hasta 2050.
El papel de los procesos térmicos en la electrificación
Uno de los mayores desafíos en la electrificación industrial es el suministro de calor a gran escala, dado que procesos como la fundición de metales o la producción de cemento requieren temperaturas muy elevadas.
A diferencia de los combustibles fósiles, la electricidad permite controlar la temperatura con mayor precisión, lo que incrementa la eficiencia de los procesos, reduce el consumo energético y minimiza los desperdicios. Para el año 2035, se prevé que la electrificación directa podría satisfacer hasta el 90% de la demanda energética aún no electrificada de la industria europea.
Esto no solo representa un ahorro en costes de producción, sino que también reduce significativamente la huella de carbono, ya que, al depender de electricidad renovable, las emisiones de gases de efecto invernadero se ven prácticamente eliminadas. Los países más avanzados en este sentido, Francia y Estados Unidos, ya han anunciado medidas para ayudar a la industria a reducir su huella de carbono y han iniciado el camino hacia la electrificación.
Ventajas de la electrificación: innovación y competitividad
La electrificación ofrece una ventaja competitiva clara, al permitir que las industrias se adapten a las regulaciones ambientales cada vez más estrictas y, a su vez, fomenten un modelo de economía circular.
La inversión en electrificación también se traduce en el desarrollo de tecnologías de vanguardia, que pueden posicionar a una región como líder en innovación y exportadora de soluciones sostenibles. Sin embargo, entre los obstáculos para la electrificación, se encuentra el coste relativo en comparación con el gas fósil y los límites de la capacidad existente de generación y transporte de electricidad renovable.
Algunas de las soluciones que impulsa la Unión Europea son los planes de financiación como Horizonte Europa y el Fondo de Innovación del RCCDE, los cuales dan prioridad a los proyectos de electrificación directa y abordan el acceso a la red para la industria. Se habla de 800.000 millones de inversión, los necesarios, como mínimo, para la inversión en redes.
La caída de los costes de la energía renovable y el aumento de su disponibilidad están a punto de cambiar este paradigma, convirtiendo la electricidad en una alternativa viable que puede relegar definitivamente a los costosos y contaminantes combustibles fósiles, pero antes será necesario la inversión citada para asegurar la viabilidad de este cambio de tendencia.
Los desafíos para España y la necesidad de una infraestructura sólida
En España, los avances en electrificación se ven limitados por la infraestructura actual y el apoyo gubernamental. Si bien existen políticas de transición energética, aún queda un largo camino para desarrollar redes eléctricas capaces de soportar una industria totalmente electrificada.
Prueba de que todavía no se están haciendo los esfuerzos suficientes es el Perte de descarbonización industrial, dotado con 3.100 millones de euros, focalizado en la reducción de emisiones de carbono en el sector industrial, el cual ha atraído a doce proyectos de cementeras, con una inversión de 234,7 millones de euros, que permitirían evitar la emisión de 572.000 toneladas de CO2 al año, apenas el 10 % de las emisiones de las empresas solicitantes.
Electrificación como pilar de la descarbonización y la economía verde
En definitiva, la electrificación de la industria es una oportunidad para transformar sectores intensivos en emisiones, reducir la dependencia de combustibles fósiles, y avanzar hacia una economía más verde y competitiva. Al mismo tiempo, representa un reto de gran envergadura que requiere una infraestructura adecuada y políticas de apoyo sólidas. Superar estos desafíos permitirá que Europa, y España en concreto, no solo cumplan con sus compromisos climáticos, sino que también se consoliden como líderes en la transición hacia un futuro sostenible.