Los precios industriales marcaron en marzo su récord histórico desde 1976, subiendo en España un 46,6%. En países como Dinamarca y Rumanía este índice ascendió hasta el 60%. Ahora que suenan tambores de recesión, los metales empiezan a registrar caídas históricas, pero reina la incertidumbre sobre qué esperar en los próximos meses.
La energía, principal causante
Gran parte del alza en los precios industriales ha venido ocasionada por el incremento en los costes de la energía. Tal es el efecto colateral que, si excluimos a la energía de la ecuación, la inflación solo habría aumentado en España un 15%, prácticamente 30 puntos menos. Los sectores más afectados por esta subida son las coquerías de carbón y refinerías de petróleo (67,7%), metalurgia (19,4%) y suministro de electricidad y gas (18,6%).
En lo que respecta a la zona euro, en mayo de 2022, en comparación con mayo de 2021, los precios industriales aumentaron un 94,4% en el sector energético, un 25% para los bienes intermedios, un 12,3% para los bienes de consumo no duradero, un 9,1% para los bienes de consumo duradero y con este, ya son 15 meses consecutivos en los que los suministros industriales continúan al alza.
La guerra de Rusia en Ucrania se consolida como la gran responsable. Las dependencias energéticas con países terceros hacen de la escasez un encarecimiento y la alternativa, que es en gran medida el gas argelino, tampoco subsana las carencias después de un enfriamiento en las relaciones diplomáticas con España y otros países de la unión.
Encrucijada de las materias primas
La tormenta perfecta que ha tirado prácticamente por tierra todas las previsiones económicas de este año muestra las debilidades de las materias primas industriales, que apuntan a una recesión global en el sector.
A comienzos de año, el aluminio se había encarecido un 80%, el cobre un 42% y los aceros tres veces más. Otros, como la chapa, no solo se habían encarecido un 35%, sino que continua siendo prácticamente imposible encontrar suministro estable; y es que las acerías europeas no tienen capacidad para dar respuesta a las necesidades del sector, a la vez que importar esos materiales de fuera de la Unión no está permitido o está muy gravado para proteger a los productores europeos.
Sin embargo, en los últimos días, la cotización de los metales industriales ha comenzado a desplomarse. El aluminio ha caído en un 13%, el cobre un 17% y las barras de acero un 18%. A priori debiera ser una buena noticia, pero estas caídas se deben en gran medida al temor de recesión. Y es que, con la suba de tipos de interés, se prevé que la industria, al igual que otros sectores, aqueje un periodo de dificultades, bajando por tanto la demanda de metales. Esto se suma al deterioro de la economía mundial y los coletazos que deja aún la Covid 19 en países como China, donde aún hay cuarentenas y dificultades para recuperar la oferta y producción pre-pandemia. Este retroceso se está viendo también en otros materiales como el hierro, zinc, estaño o plomo.
Todas las industrias, afectadas
A todos estos retrocesos, también se le suma la caída de los precios de los fletes. Después de alcanzar el pico más alto en septiembre de 2021, el transporte de contenedores marítimos ha comenzado a caer de manera lenta pero progresiva, acumulando una caída de un 30%.
Otros materiales como la madera, muy utilizado en el sector de la construcción e industrial, también han experimentado correcciones después de llegar a su pico más alto a principios de este año, con una depreciación de más del 52%. O la pulpa de celulosa, que ha caído un 7%.
A pesar de que las bajadas de precios puedan suponer una bocanada de aire para las empresas del sector, que han enfrentado meses de grandes dificultades en suministros, las razones que motivan estas caídas no hacen sino generar más incertidumbre sobre la situación económica a esperar en los próximos meses. La realidad es que nos encontramos ante una situación sin precedentes en la que nadie sabe muy bien qué esperar. Habrá que esperar a la evolución en los próximos meses mientras la industria intenta seguir conteniendo el impacto de factores externos imposibles de prever.