Energías renovables

Tierras raras: claves en el futuro energético global

11 de septiembre de 2023

  • La sociedad reclama energías verdes y renovables, declara la guerra a los gases contaminantes y Europa adopta medidas sin precedentes para proteger de verdad al medioambiente. Lo hace con leyes, medidas y fechas concretas, como la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035.
  • Sin embargo, las tecnologías que hacen posible avanzar hacia esa nueva era ecológica requieren de una gran cantidad de minerales para su fabricación. Hablamos de las tierras raras: se trata de 17 elementos químicos prácticamente desconocidos para la inmensa mayoría de la población, pero imprescindibles para lograr la ansiada transición hacia una forma de vida más limpia y verde.
Europa quiere recuperar la minería en puntos estratégicos, la necesita para culminar la transición energética.

El litio, el lantano, el itrio, el neodimio, el praseodimio o el samario son elementos vitales para las industrias de la electrónica, las energías renovables o para fabricar las baterías de los coches eléctricos, los vehículos que tomarán el testigo a los de combustión en las próximas décadas. Las tierras raras son indispensables para construir esos tiempos nuevos a los que aspira la comunidad internacional, pero el 90% de las tierras raras las procesa y comercializa China. Y ahí está el problema.

Un arma comercial

La producción de tierras raras de Australia y Estados Unidos está entre las más importantes del planeta, y, sin embargo, siguen siendo cantidades insignificantes frente a la poderosa China, que con sus más de 120.000 toneladas anuales ha hecho de las tierras raras una temible arma comercial.

Ante esta situación y con el objetivo de acabar con la preocupante dependencia del gigante asiático, Europa ya no mira hacia otro lado. Ha decidido actuar. Así, la Comisión Europea (CE) ha puesto en marcha en mayo del año pasado el denominado plan REpowerEU, un conjunto de medidas concebidas en un principio para reducir rápidamente nuestra dependencia de Rusia (tras la guerra iniciada en Ucrania) y también para adelantar la transición energética.

Paradójicamente, el plan de la CE contempla la recuperación de la desprestigiada minería con un fin muy claro: extraer de nuestro suelo el preciado oro tecnológico, las tierras raras, los 17 minerales que en un futuro no tan lejano arrebatarán el podio al poderoso petróleo, el oro negro.

Y es que, aunque desde hace décadas Europa ha reducido al mínimo la minería por su impacto ambiental, la realidad ha dado la vuelta a la tortilla para evitar la peligrosa omnipresencia del mercado asiático.

Galicia, un tesoro por explorar en Europa

Hasta el momento, la Comisión Europea ha promovido más de una decena de proyectos industriales de explotación de tierras raras en suelo europeo donde en la actualidad solo existe una mina de estas características. Ninguno de esos proyectos impulsados desde Bruselas tiene sello español, pero en nuestro territorio sí existen yacimientos de tierras raras. Y algunos de ellos están en Galicia.

La empresa Áridos do Mendo, en Salvaterra do Miño (Pontevedra), se dedica a la extracción y producción de áridos. La firma explota un depósito fluvial de arena cuyo objetivo es obtener áridos para la construcción. Pero, además, mediante técnicas físicas no invasivas, se extrae oro y monacita y a partir de ahí se obtienen las denominadas tierras raras.

Decir que estos 17 elementos de la tabla periódica son claves para los productos tecnológicos no es una exageración, sino una realidad aplastante. Las tierras raras son básicas para fabricar móviles, tablets, aerogeneradores, coches eléctricos o baterías; están presentes en todo lo que define nuestra vida cotidiana, en los ordenadores, en las pantallas LED y LCD, en los cables de fibra óptica o en los drones. La revolución tecnológica no sería posible sin las tierras raras.

En la actualidad, el 90% de las tierras raras las procesa China

Según distintos estudios, Galicia es rica en estos materiales y su extracción daría un fuerte espaldarazo a la industria tecnológica de la comunidad autónoma. Pero ¿existen iniciativas y propuestas para explotar minas en suelo gallego o Áridos do Mendo es una rara avis?

En realidad, la mina de Salvaterra no es la única posibilidad. SisALPilot es un proyecto europeo en el que participan investigadores gallegos del Centro de Investigación y Tecnología Matemática de Galicia para producir silicio de forma sostenible, sin huella de carbono. Con un presupuesto de 14 millones de euros, está financiado por la UE y tiene una duración de cuatro años.

El silicio es muy valioso, y lo será aún más conforme avance la transición energética, porque se utiliza para múltiples componentes tecnológicos de la industria automovilística, naval, espacial, fotovoltaica… Entre las empresas que participan en este ambicioso proyecto se encuentran empresas gallegas como Fundiciones Rey y Rey Bronze en Cuntis.

Además, la compañía sueca Eurobattery Minerals ha formalizado recientemente la solicitud para la declaración de impacto ambiental de un yacimiento de níquel, cobre y cobalto de tamaño considerable ubicado entre Santa Comba y Coristanco, minerales empleados en la fabricación de baterías para los coches eléctricos.

El oro blanco se llama litio

La irrupción de los coches eléctricos en la industria automovilística no solo ha alterado la forma de vida de un mundo que quiere ser socialmente responsable. Los procesos de fabricación viven cambios constantes y las materias primas son un buen ejemplo de esa revolución silenciosa.

El litio es una de esas materias primas tan deseadas por el sector de la automoción porque es indispensable para fabricar las baterías de los coches eléctricos, pero también es escaso. No hay bastante litio para satisfacer la demanda y los yacimientos son un valor muy preciado.

En este sentido, numerosos expertos señalan a Portugal como un país rico en litio y ya existe un proyecto para su extracción, se llama Mina do Barroso y está en el norte del país, a unos 145 km al noreste de Oporto.

Numerosas investigaciones aseguran que Galicia no tiene nada que envidiar al país vecino porque su potencial geológico es inmenso. “Tiene uno de los depósitos más interesantes del sur de Europa”; aseguran en el Colegio Oficial de Geólogos (ICOG). La clave para todos los posibles yacimientos será conseguir una explotación sostenible, conforme al modelo europeo de respeto por el medio ambiente a la vez que se posibilite la apremiante necesidad de una transición energética real.