- El mundo cambia y los procesos se aceleran. La Inteligencia Artificial llega a la vida cotidiana para hacerla más simple, ayudar a las empresas a tomar decisiones y hacer de los procesos rutinarios una tarea secundaria, pero ¿cómo se regula esta revolución?
- Los expertos dicen que no hay que caer en el alarmismo, pero sí reconocen que la IA se acerca a la capacidad de aprender que tenemos los humanos. Esto, avisan, sí que tiene riesgos regulatorios que aún no parecen tener una respuesta clara.
En este artículo hacemos un repaso de la evolución de la Inteligencia Artificial, cómo está cambiando nuestras vidas y si realmente estamos perdiendo el control sobre estos desarrollos.
Ley de la IA en el mundo
Después de muchos rumores y con un borrador de ley sobre la mesa desde el 2021, la Ley de Inteligencia Artificial (IA) llega a todos los países del mundo. Un hito que pretende servir como ejemplo en el desarrollo y avance de esta tecnología. Esta normativa busca controlar y hacer que estos sistemas sean seguros y respeten los derechos fundamentales de los usuarios en tanto el sector público como el privado.
Sin embargo, esta ley aún contiene muchos puntos en blanco que esperan resolver antes de que finalice el año, pero no será hasta por lo menos 2026 que la normativa entre en vigor dentro de todo el territorio europeo. La idea principal es regular la IA basándose en la capacidad de esta para causar daño a la sociedad siguiendo un enfoque ‘basado en el riesgo’: cuanto mayor sea el riesgo, más estrictas serán las normas.
A continuación te dejamos los 5 puntos claves de esta nueva ley:
- La IA será clasificada en función de sus riesgos. Etiquetándolas por riesgo de peligrosidad.
- Se exigirá transparencia, es decir, que cumpla con los derechos de autor.
- Algunas aplicaciones serán vetadas y/o eliminadas, aquellas que vulneren los derechos de privacidad de los ciudadanos.
- Las IA de uso general deberán brindar transparencia y seguridad
- Se aplicarán sanciones para asegurar el cumplimiento de esta normativa
¿Es un riesgo real?
Más de 300 expertos e investigadores de la industria, como el director ejecutivo de Google DeepMind o el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, han advertido en una carta que la IA plantea un «riesgo de extinción» comparable al de las pandemias o la guerra nuclear.
Asimismo, la principal preocupación viene vinculada a la difusión a gran escala de desinformación y propaganda y a la posible eliminación de trabajos de todo tipo. A la vez, entramos en un terreno desconocido, hasta ahora solo reservado para la ficción, en el que las máquinas superen la capacidad intelectual de un humano.
Según los propios expertos, la inteligencia artificial solo era capaz de ejecutar soluciones para problemas muy específicos, pero, con la capacidad de aprendizaje ligada al Deep learning, la cuestión cambia completamente. Ahora la IA es capaz de realizar tareas más transversales y creativas, muy similares a las que pueda realizar un humano.
La IA en el impulso de una industria 4.0
La IA está lista para transformar radicalmente negocios de todo tipo, independientemente de su tamaño y del sector al que pertenezcan. Solo el uso de inteligencia artificial generativa, capaz de responder las preguntas del usuario o crear imágenes a demanda, puede inyectar entre 2,4 y 4 billones de euros a la economía global. Y si hablamos de la tecnología en términos generales, la cifra asciende hasta los 10,5 y 16,7 billones.
Según Carlos Martínez, director global de soluciones y servicios de IA de Telefónica Tech: “La IA es una tecnología que cuenta con un potencial extraordinario para propiciar una revolución industrial y económica. Su aplicación en el sector empresarial no sólo permite entender qué ha ocurrido y por qué, sino que permite anticiparse y predecir qué va a ocurrir”.
Asimismo, los datos hoy en día cifran que el 55% de las empresas utilizan la IA de alguna forma para optimizar su negocio, más del doble que en 2017. Pero a pesar de la mejora notable, actualmente la inversión está algo estancada, por la complejidad y avances en esta materia y la dificultad de encontrar personal cualificado para desarrollar estos puestos de trabajo, en los que la curva de aprendizaje es muy pronunciada.
A modo de conclusión, la IA está transformando la forma de operar y trabajar en las empresas y el sector industrial no es una excepción. El buen uso de esta tecnología es toda una promesa para el sector, que busca estandarizar procesos y lograr una descarbonización de sus fábricas apoyándose en esta tecnología revolucionaria. En contraposición, su mal uso puede amenazar la estabilidad de las empresas y la creación de nuevos puestos de trabajo, así como generar daños mayores a nivel social en materia de desinformación o seguridad nacional.
La necesidad de regulación
En vistas a las posibles medidas que adopten las instituciones gubernamentales, la asociación del sector tecnológico, DigitalEurope, ha instado a la Unión Europea a evitar la sobrerregulación de los modelos fundamentales de inteligencia artificial (IA), creando así una situación que pueda obligar a las startups a abandonar la región.
En una carta abierta firmada por 32 asociaciones digitales del continente, DigitalEurope señala que solo el 8% de las empresas en Europa utilizan actualmente la IA, muy lejos del objetivo de la Comisión Europea de alcanzar el 75% para el año 2030.
Además, señala que apenas el 3% de las empresas expertas en IA a nivel mundial provienen de la UE, advirtiendo que la competitividad y la estabilidad financiera del continente dependen de la capacidad de las empresas para implementar la IA en áreas como tecnología verde, salud, fabricación y la energía.
En resumen y viendo que la IA se presenta como una tecnología imparable, parece que la regulación no tendría por qué afectar a todas las nuevas tecnologías ligadas a la IA, sino solo aquellas donde existan usos de alto riesgo, para así no frenar el avance de la industria.
En este sentido, Europa sabe que no puede competir con EEUU en desarrollo tecnológico de la IA, pero sí ha querido situarse a la cabeza de lo que han dado en llamar una IA éticamente responsable. Un comité de expertos lleva años estudiando esta cuestión para poner en marcha acciones regulatorias que aseguren estándares éticos acordes al sentir europeo, pero esa carrera regulatoria parece necesitar medidas más valientes y rápidas para seguirle el paso al avance imparable que se está produciendo a nivel tecnológico.