- La carrera especial que comenzó en los años 50 con el lanzamiento de miles de cohetes y otros tantos satélites ha dejado, hasta el día de hoy, un cementerio de diferentes piezas y componentes espaciales que orbitan alrededor de nuestras cabezas.
- En este artículo te contamos las claves de esta problemática y cómo hemos llegado hasta esta situación y qué puede hacer la industria aeroespacial para erradicar este problema.
Qué riesgos supone
Según estimaciones de la Agencia Estatal Europea, habría en torno a 7.800 satélites en el espacio, buena parte de ellos sin actividad y 36.500 piezas de basura espacial, esta problemática ha dado lugar a que por primera vez desde que nos dedicamos a explorar el universo, un fragmento de basura «made in Earth», fuera de control y de origen dudoso, impactó contra la superficie de la Luna.
Este acontecimiento no supone una tragedia, pero sí es un aviso importante a la mala gestión de residuos de la industria aeroespacial. Un informe publicado por la NASA muestra que la órbita baja de la Tierra acoge al menos 26.000 fragmentos iguales o mayores que una pelota de béisbol, tamaño suficiente para destrozar un satélite. De las dimensiones de una canica habría más de 500.000 y más de 100 millones similares a un grano de sal, tamaño suficiente para perforar el traje de un astronauta.
¿Qué soluciones están en nuestra mano?
Las alternativas a dejar un espacio limpio y con menos peligros, pasa por la tecnología y el desarrollo de herramientas ligadas a la descomposición de elementos una vez llegada el fin de su vida útil.
Una de estas iniciativas es la llamada ClearSpace-1 creada por la ESA y prevista que entre en funcionamiento en 2025, consiste en ocuparse de los desechos espaciales de forma autónoma, capturándolos, ya sea para sacarlos de la órbita o reabastecerlos de combustible para prolongar su vida.
Una empresa japonesa, Astrocale, también trabaja en el desarrollo de tecnología para mantener las autopistas orbitales libres de basura espacial. Su proyecto clave es el ELSA-d, un satélite desarrollado para eliminar de forma segura objetos de escombros de la órbita, equipado con tecnologías de encuentro de proximidad y un mecanismo de acoplamiento magnético.
Problemas para misiones futuras
Lejos de ser un problema que solo afecta a la órbita de la tierra, la realidad es que toda esta chatarra espacial pone en riesgos futuras misiones espaciales, concretamente a la luna.
Actualmente para la órbita terrestre existe un catálogo para el cual se puede hacer una estimación teórica de la cantidad de basura espacial y su distribución, un catálogo que no se encuentra disponible para la luna y que, por ello, dificultad las misiones al planeta vecino por riesgo de posibles colisiones con la chatarra espacial.
La viabilidad de seguir desarrollando una industria aeroespacial con futuro y potente pasa por que los materiales que enviemos al espacio sean devueltos a la tierra, recogidos por otros satélites o que logren desintegrarse al final de su vida útil, para asegurar un espacio libre y sin peligros para el desarrollo de nuevas misiones y proyectos.