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1 de enero de 1970

Los atascos de suministros afectan a nivel global a todas las industrias. La más preocupante es la del transporte marítimo de contenedores, que cuesta hoy un 224% más que el año pasado.

Ya no hay contenedores para todos

Una de las herencias que nos dejó el parón del covid-19 fue que, ante la caída de la demanda, muchas empresas logísticas y concretamente las navieras redujeron también sus operaciones. Cuando el mundo salió de su letargo forzoso, resurgió la demanda a la vez en muchas partes del mundo, y el sistema de transporte marítimo no estaba preparado para responder a esa reactivación.

A esto se le suma el cierre temporal de puertos y fábricas en Asia, donde se producen gran parte de los contenedores, y también la falta de trabajadores. Si tenemos en cuenta que alrededor del 80% de los bienes que consumimos en el mundo se transportan por vía marítima, el problema que tenemos es mayúsculo.

De cualquier manera, este problema no es de nuevo, se agravó con la pandemia pero ya se empezó a vislumbrar hace 2 años con ciertos indicadores:

  • Falta de mano de obra
  • Encarecimiento de las materias primas (combustible, luz, etc.)
  • Empeoramiento de las condiciones del transporte
  • Alianzas estratégicas entre las propias navieras

Cuellos de botella en los suministros

La pandemia y los meses de confinamiento han dejado grandes lastres en las industrias, la más preocupante, la dificultad de retomar los índices de producción habituales en las empresas.

Esta problemática que afecta directamente a los índices de oferta y que aún no se asemejan a los de demanda, conlleva retrasos en las entregas y problemas de abastecimiento a nivel global. Un claro ejemplo son los 2 meses que debes esperar al comprar una bicicleta o los 9 meses para un coche. Una situación que se traslada a juguetes y videojuegos para la época navideña, cuyos productos se encuentran agotados desde hace meses o con una baja capacidad de stock.

Los desencadenantes de esta situación son atribuibles a los siguientes motivos:

  • Frenazo en seco de la producción
  • Falta de trabajadores
  • Exceso de demanda
  • Encarecimiento de bienes esenciales
  • Encarecimiento del material eléctrico y plástico

Encarecimiento de las materias primas

En todo este puzzle, la subida del precio de la luz y de prácticamente todas las materias primas no ha ayudado. En España el mercado energético está marcando máximos históricos, mientras que la industria ha visto desbaratadas sus previsiones de costes por el incremento exponencial del aluminio (40%), cobre (63%) y otros metales (17,6%), además de la madera, el papel y otros componentes. Otros bienes esenciales para la industria como el magnesio es posible que se agoten antes de que acabe el año como así indica la asociación de productores de metales de Alemania.

La cara más visible de esta escasez está sin duda en los semiconductores, que está teniendo fuerte impacto en la industria automovilística. Las últimas cifras registran una caída del 21,5% en la producción de automóviles en Europa en el año 2020, pasando de los 21,7 millones de vehículos en 2019 a 17 millones el año pasado.

Las marcas hablan: El fabricante alemán Volkswagen dejará de producir este mismo año 600.000 coches, mientras que Stellantis afirma que han dejado de producir la misma cantidad de coches, pero tan sólo en los últimos 3 meses.

Por si no fuera poco, en medio de una transición verde hacia una movilidad compartida, sostenible e inteligente, los expertos y el CEO de una de las principales marcas de vehículos eléctricos, Tesla, han reconocido que en el futuro cercano no habrá suficientes baterías para todos, lo que desencadenaría en una nueva crisis de suministros afectando directamente a los vehículos eléctricos y con todo lo que conlleva.

En este escenario de enorme escasez, es más necesario que nunca apostar por la relocalización de industrias estratégicas como la de semiconductores o metales, a la vez que trabajamos en una cadena de suministro más transparente y flexible, que permita hacer previsiones fiables y reaccionar a picos de demanda de forma más ágil.